MENSAJE:

Gracias a mis amigos, por las risas que sanaron días tristes, por acompañarme en cada locura, por estar incluso cuando no tenía fuerzas ni para sonreír. Gracias por cada momento, cada palabra y cada recuerdo que se quedará conmigo.

A mis papás… gracias, por tanto. Por ser mi refugio cuando el mundo pesaba, por no soltarme cuando sentía que me caía, por creer en mí incluso cuando yo dudaba. Gracias por cada sacrificio silencioso, por las veces que me cuidaron sin decirlo, por su amor incondicional y por enseñarme que con amor y paciencia todo se puede, si se hace de corazón. No hay palabras suficientes para describir cuánto los admiro y cuánto los amo. Son mi motor, mi mayor orgullo y el motivo por el que sigo soñando en grande.

Y a mi hermano… mi compañero de vida, de risas y de batallas. A pesar de todo, siempre estamos juntos, y eso vale más que cualquier cosa. Gracias por ser mi cable a tierra y mi complicidad eterna. Ustedes tres son mis grandes amores, mi hogar y lo más bonito que tengo.

Y a mí misma, gracias por no rendirme, por seguir de pie a pesar de todo, por cada lágrima que se transformó en aprendizaje y por cada caída que me hizo más fuerte. Hoy cierro esta etapa con el corazón lleno— de gratitud, de aprendizajes y de amor— porque sé que cada paso, cada caída y cada sonrisa me trajeron hasta aquí. Termina una historia, pero comienza otra… y estoy lista.

Y se los dije ya: hay que preocuparnos menos, y disfrutar más, porque la vida va rápido, demasiado rápido… como este año, que se va, pero me lo llevó en el corazón, por siempre.